Cuando lo poco, es mucho.

En los últimos días, he conversado con varios intelectuales latinoamericanos que se consideran liberales, algunos libertarios y hasta anarcocapitalistas. A veces, encuentro que la postura de lo que yo considero utópica y a ultranza de los libertarios y anarcocapitalistas se acerca a los experimentos de escritorio que desarrollaron tantos socialistas. En el escritorio, ya sea en el papel o en la computadora, estos sistemas pueden tener una gran lógica, quizás hasta impecable. Sin embargo, no dejan de ser bonitas elucubraciones que no están siendo sometidas a la experiencia cotidiana. No son el resultado del ensayo, el error y la supresión del error, sino frutos de un racionalismo muy similar al de los iluministas de la ingeniería social.
Probablemente dirán que mi postura minimalista (Estado de Derecho, democracia constitucional, defensa de la vida, las libertades individuales el derecho de propiedad, la economía de mercado y el equilibrio de poderes, garantías procesales y bajos impuestos) sea muy pobre y, por qué no, casi hasta yo haga concesiones al socialismo, a la socialdemocracia y variantes del intervencionismo.
Las etiquetas son arbitrarias. Hay quienes me denominan "ultraliberal", "ultraconservador", "derechista", "talibán de mercado", "fascista", "marxista-liberal", "izquierdista", "nazi" y tantos otros nombres. Sí, aunque parezca extraño, todos esos motes los recibí yo en algún momento de los últimos cinco o seis años.
Me considero, lisa y llanamente, un liberal clásico.
Lo que para mis amigos libertarios y anarcocapitalistas es poco e insignificante, creo que en este mundo es muchísimo.
Lograr que Argentina sea un Estado de derecho y plenamente democrático, en el que se respeten las más fundamentales libertades individuales y el derecho de propiedad, es casi un milagro. No soy de los que consideran al kirchnerismo como una variante de izquierda ni mucho menos socialista, porque entiendo que el socialismo es una corriente de pensamiento político articulada, estructurada, y que no se reduce a algunos slogans que llaman a la destrucción del capitalismo. No concuerdo con el socialismo, al que considero equivocado en sus puntos de partida y de consecuencias multiplicadoras de la pobreza, pero lo que se está implementando en Argentina no tiene nada que ver con la izquierda.
El kirchnerismo es un oportunismo corporativo, es la arbitrariedad del poder estatal que lleva al enriquecimiento personal de los actuales gobernantes y su grupo de amigos. Nada tiene que ver con la socialización de los medios de producción por parte del proletariado industrial, tal como sostenía el socialismo clásico.
Mis objetivos para la Argentina de hoy son que se respeten las libertades de expresión, de prensa, de emprender, de moverse por el territorio nacional y poder salir de él, de asociarse. Quiero que se respete la propiedad, el ahorro, la inversión, los contratos y el valor de la moneda. Quiero un Poder Judicial independiente, honesto y creíble, así como quiero un Congreso que se independice del Ejecutivo, que pueda controlarlo y equilibrarlo.
Sé que es un programa mínimo. Pero en la Argentina de hoy, poco puede ser muchísimo.

Comentarios

  1. Ricardo, respeto tus ideas, sin dudas dignas de alguien que expresa valores liberales, sin embargo, tu crítica hacia los libertarios o anarcocapitalistas me parece equívocada por el hecho de que considerás que aquellos que mantenemos esa postura creemos que mañana mismo se podría convertir a la Argentina, o cualquier otro estado del mundo, en una sociedad de ese tipo.

    De hecho, yo sin dudas te votaría si vas con un programa de un gobierno limitado, pero tambien creo que en el camino hacia una sociedad completamente libre debemos avanzar mas que esos puntos y tender hacia una sociedad "libertaria", y esta no se trata de un experimento de ingeniería social, sino que las instituciones regulatorias, hoy en poder del estado, surgiran del mercado, y el mercado es un proceso de prueba y error, asi que naturalmente para lograr una sociedad libre la prueba y el error estarian presentes.

    Finalmente si existen aquellos anarcocapitalistas que pretenden diseñar ese tipo de sociedad en la practica sin dudas no sería muy diferente a una idea de la URSS

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  2. Apuntador, muchas gracias por tu comentario.

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