Mucho se habla de cómo evitar el clientelismo en los planes sociales. A mi criterio, el gran problema se encuentra en que se habla de estos planes como si debieran existir por siempre, cuando deberían ser concebidos como un plan de emergencia, cuya finalidad es su propia extinción. Un plan social debe ser meditado para combatir situaciones urgentes de hambre, desnutrición, miseria y marginalidad, pero con el objetivo de que las personas afectadas puedan rápidamente hallar un empleo con el que puedan sustentarse a sí mismos y a su familia, y prosperar.
Y para esto, no hace falta un "Plan Marshall", sino el de permitir el libre desenvolvimiento de la iniciativa privada, la inversión y el ahorro, en un ambiente respetuoso de las libertades, la propiedad privada y con seguridad jurídica.
Infortunadamente, observo que no es este el criterio imperante, sino el de perpetuar y multiplicar estos planes. De ese modo, seguiremos hundiéndonos en el clientelismo y en el populismo, del que debemos salir antes de que termine por devorar al orden constitucional.
A esta altura yo firmo el income tax negativo del tío Milton si, como lo propuso el tío, incluye la desaparición del área de "acción social" del estado.
ResponderEliminarPero esa es hoy la razón de ser de los políticos, así que digamos que lo veo difícil.