Hace tan sólo 20 años atrás, comenzaba inesperadamente la Revolución de Terciopelo en la ex Checoslovaquia. El inicio fue una marcha de estudiantes de la Universidad Karlova de Praga para recordar la muerte del estudiante Jan Opletal en manos de los nazis, en 1939. Esta marcha se transformó en un reclamo pacífico por el fin del partido único, tal como venía ocurriendo en Hungría, Polonia y la entonces Alemania oriental.
Duramente golpeados por la policía, este reclamo fue acompañado por los artistas e intelectuales con manifestaciones tranquilas y pacíficas en las plazas de toda Checoslovaquia en los días siguientes.
La disidencia se agrupó en el Foro Cívico (República Checa) y la Opinión Pública Contra la Violencia (Eslovaquia). Finalmente, ante el masivo apoyo que estos dos movimientos disidentes tuvieron en una huelga del día 27 de noviembre, el todopoderoso Partido Comunista se avino a negociar la transición ordenada hacia un régimen parlamentario pluralista y la economía de mercado. Sin el sostén de los tanques soviéticos, el régimen del socialismo real implotó y se desplomó.
Hoy, la República Checa y Eslovaquia son dos naciones pujantes y libres en el centro de Europa. Se ha derrumbado la oprobiosa censura que estancó las artes, la literatura, la música y el pensamiento. Se terminó la tortura y la persecución a todo aquel que no se adhería al pensamiento único del marximo-leninismo, que era la religión oficial que se impartía en los jardines de infantes, los colegios, las universidades, las academias, la prensa, los libros, las revistas, la televisión, la radio, los deportes...
Signos del progreso han sido la extensión de las expectativas de vida en cinco años, las mejoras en el medio ambiente, la alimentación, la salud, la educación, la modernización de la economía, la apertura al resto del mundo.
La Revolución de Terciopelo es un magnífico ejemplo de cómo la no violencia es la mejor herramienta para lograr la libertad de los pueblos aún sometidos a férreas dictaduras totalitarias en el mundo.
Duramente golpeados por la policía, este reclamo fue acompañado por los artistas e intelectuales con manifestaciones tranquilas y pacíficas en las plazas de toda Checoslovaquia en los días siguientes.
La disidencia se agrupó en el Foro Cívico (República Checa) y la Opinión Pública Contra la Violencia (Eslovaquia). Finalmente, ante el masivo apoyo que estos dos movimientos disidentes tuvieron en una huelga del día 27 de noviembre, el todopoderoso Partido Comunista se avino a negociar la transición ordenada hacia un régimen parlamentario pluralista y la economía de mercado. Sin el sostén de los tanques soviéticos, el régimen del socialismo real implotó y se desplomó.
Hoy, la República Checa y Eslovaquia son dos naciones pujantes y libres en el centro de Europa. Se ha derrumbado la oprobiosa censura que estancó las artes, la literatura, la música y el pensamiento. Se terminó la tortura y la persecución a todo aquel que no se adhería al pensamiento único del marximo-leninismo, que era la religión oficial que se impartía en los jardines de infantes, los colegios, las universidades, las academias, la prensa, los libros, las revistas, la televisión, la radio, los deportes...
Signos del progreso han sido la extensión de las expectativas de vida en cinco años, las mejoras en el medio ambiente, la alimentación, la salud, la educación, la modernización de la economía, la apertura al resto del mundo.
La Revolución de Terciopelo es un magnífico ejemplo de cómo la no violencia es la mejor herramienta para lograr la libertad de los pueblos aún sometidos a férreas dictaduras totalitarias en el mundo.
Ricardo, en Argentina, hoy se recuerda el Dia del Militante!, y no boludeces insignificantes como esta.
ResponderEliminarNadie se detiene a pensar en las oscuras vidas de cientos de millones de personas bajo esos terribles regímenes y en el extraordinario ejemplo de Checoslovaquia.
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