Si fuera ciudadano de la República de Chile, en la segunda vuelta presidencial del próximo 17 de enero del 2010 votaría por Eduardo Frei. Él representa a la Concertación de los partidos por la democracia, la coalición que derrotó electoralmente al pinochetismo y que lleva ya veinte años en el gobierno del país vecino.
Han sido veinte años de prosperidad, de crecimiento, de afianzamiento de las instituciones democráticas y del Estado de Derecho. 20 años en los cuales Chile salió de su aislamiento y se ha venido proyectando al mundo como un ejemplo de progreso en paz y libertad en Sudamérica, un modelo del que yo recomiendo aprender. Se han reconquistado las libertades fundamentales y esto es un gran mérito de las sucesivas presidencias de la Concertación, tanto de sus presidentes demócrata cristianos (Aylwin y Frei), así como de los socialistas (Lagos y Bachelet). También los partidos que encarnan la derecha chilena han sabido acompañar este rumbo meritorio desde su rol de oposición, dándole al debate político un nivel que resulta envidiable por su altura y calidad.
Eduardo Frei no es carismático, no es un caudillo. No ha efectuado grandes promesas ni despierta grandes entusiasmos. Supone continuar con un camino positivo, de respeto a las libertades, a las instituciones y de cada vez más progreso para sus conciudadanos. Por todo eso, lo votaría como presidente.
Han sido veinte años de prosperidad, de crecimiento, de afianzamiento de las instituciones democráticas y del Estado de Derecho. 20 años en los cuales Chile salió de su aislamiento y se ha venido proyectando al mundo como un ejemplo de progreso en paz y libertad en Sudamérica, un modelo del que yo recomiendo aprender. Se han reconquistado las libertades fundamentales y esto es un gran mérito de las sucesivas presidencias de la Concertación, tanto de sus presidentes demócrata cristianos (Aylwin y Frei), así como de los socialistas (Lagos y Bachelet). También los partidos que encarnan la derecha chilena han sabido acompañar este rumbo meritorio desde su rol de oposición, dándole al debate político un nivel que resulta envidiable por su altura y calidad.
Eduardo Frei no es carismático, no es un caudillo. No ha efectuado grandes promesas ni despierta grandes entusiasmos. Supone continuar con un camino positivo, de respeto a las libertades, a las instituciones y de cada vez más progreso para sus conciudadanos. Por todo eso, lo votaría como presidente.
La pregunta es por qué no votarías a Piñera.
ResponderEliminar¿Por qué cambiar, si por este rumbo Chile va bien? Si las opciones fueran Piñera y MEO, entonces votaría a Piñera.
ResponderEliminarAdemás, si gana Sebastián Piñera, supongo que la Concertación se correría a la izquierda y, por el simple hecho de estar en la oposición, comenzaría a criticar la apertura de la economía, las políticas de mercados libres, la iniciativa privada y la mayor inserción de Chile en el mundo.
Buena respuesta. Es cierto, tener a la izquierda en el vagón de la civilización, priceless.
ResponderEliminarLo que me llamó mucho la atención fue el llamado "pacto por omisión", por el que la Concertación no presentó candidatos a diputados en cuatro circunscripciones, para permitirle al PC obtener representación parlamentaria. Me causa desagrado que se tilde al Partido Comunista como una fuerza "progresista" y "democrática", cuando bien sabemos que el comunismo ha dejado millones de muertos en los países donde se implantó: Rusia, China, Camboya, Europa oriental... ¿Es un progreso hacer genocidios? ¿Es democrático instalar campos de concentración?
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