Siguen los piquetes...

Siguen los piquetes en la ciudad de Buenos Aires, una modalidad contra la que me vengo oponiendo desde sus inicios. Esta manía que bloquear y presionar para imponer sus demandas -que aquí no voy a juzgar si son legítimas o no-, es contraria a los hábitos de la convivencia de una sociedad pluralista y pacífica. Nuestra policía es "testimonial", siguiendo con la moda inaugurada de quienes ponen la cara pero que no actúan. El orden parece que surgirá de un modo misterioso, en tanto se vulneran los derechos de tránsito por las calles y rutas. Me opongo a todo piquete y corte: al de Gualeguaychú, al de los piqueteros en todas sus versiones, al de los ruralistas y al de los actos políticos. En los países normales, no hay tales cortes. Las normas son claras y se cumplen, y el Estado vela por su cumplimiento. Y las reglas establecen cuándo, cómo y en qué condiciones se hacen las manifestaciones.
Pero lo más preocupante es que estos piquetes están creando, una vez más, un clima de confrontación que corroe lentamente la vida democrática. Porque los ámbitos adecuados para la confrontación de ideas, programas y problemas son los medios de comunicación, el Congreso, las legislaturas. Y si la controversia implica derechos, para ello están los tribunales. Pero no la toma de calles y rutas, porque allí no hay ida y vuelta de ideas. Es, simplemente, la imposición de la propia opinión sobre los demás. No hay búsqueda de consenso cortando la avenida 9 de Julio, o tomando oficinas públicas.
Este gobierno no busca el diálogo, pero la oposición falla en no crear las propias condiciones para el diálogo. Y entonces me pregunto, ¿hay voluntad de dialogar, o simplemente hay un deseo desembozado de acumular poder?

Comentarios

  1. Absolutamente de acuerdo con vos Ricardo.
    Es una alegría grande que hayas vuelto a escribir un blog.
    Un abrazo y felices fiestas!

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