Por Ricardo López Göttig
Publicado en El Cronista Comercial, 5 de marzo del 2013.
El extenso discurso apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la
presidente Cristina Fernández de Kirchner tuvo claras lagunas.
Más allá de
varios errores históricos, cifras cuestionables y de promover la idea de que a
partir del 2003 hubo una ruptura significativa con todo lo anterior, el tono de
épica no pudo disimular que la Argentina continúa ignorando cuáles son los lineamientos
profundos y de largo alcance de la administración kirchnerista.
Básicamente, se desconocen cuáles son los principios fundamentales que guían al gobierno, porque en ninguna de las dos campañas electorales, del 2007 y 2011, la Presidente expuso cuál es su programa y la filosofía que lo anima. Hay slogans que poco y nada aportan.
Otra visión del decenio, diferente del balance presidencial, puede reflejar que existió un avance del Estado sobre
la inversión privada y también de los contratos en nombre de un vago “proyecto nacional y
popular” del que no se puede adivinar su alcance, contenido y contorno.
También
hubo un constante deterioro de las instituciones que sirven de equilibrio al Poder
Ejecutivo, a la par que se debilitó la estructura partidaria en la que los
Kirchner desarrollaron su vida política.
En el discurso abundaron las referencias a la intervención estatal: no
como un auxilio en la emergencia, sino como el gran estratega y ejecutor de las
grandes decisiones, dejando a un costado a la inversión privada. Es por ello
que no hubo señales para el emprendedor sobre condiciones favorables a su
desenvolvimiento, ni referencias a la política de grilletes cambiarios o la
inflación.
El derecho de propiedad, ese gran ausente tan vapuleado durante los
casi diez años de kirchnerismo, está sujeto a los vaivenes del momento. Allí
están las expropiaciones de las AFJP e YPF, las prohibiciones
a la compra de divisas, los controles de precios y los cambios constantes de
las reglas de juego.
No hubo, tampoco, referencias a tratados de libre comercio ni al
porvenir del Mercosur, que va perdiendo año tras año su razón de ser. Mientras
los países del Pacífico están debatiendo el Trans-Pacific Partnership para unir
Asia y el continente americano en un gran mercado común, a la vez que se esboza
la idea de un acuerdo entre la Unión Europea
y Estados Unidos, el gobierno argentino se empecina en su visión
lugareña, encerrándose en la estrechez del barrio y haciendo comentarios
irónicos sobre la crisis europea.
Esta ausencia de definiciones, que en cualquier democracia liberal
madura sería cuestionada, es una de las fortalezas del kirchnerismo
en el contexto de la
Argentina posterior a la crisis del 2001, porque le permite
maniobrar con toda la amplitud posible para acumular poder con el argumento más
efectista del momento.
¿Qué cabe esperar del discurso presidencial? En lo
inmediato y con vistas a las próximas elecciones, no habría
cambios de rumbo y sí una posible radicalización de las políticas populistas, a
fin de asegurarse el voto duro del kirchnerismo. Esto estrategia supondrá que no sólo
continuarán los embates contra los rivales que hoy se fijado el gobierno, sino
la suma de nuevos frentes de conflicto, buscando una fuerte polarización que le
permita mantener la primera minoría electoral ante una oposición dispersa.
Publicado en El Cronista Comercial, 5 de marzo del 2013.
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