Las élites intelectuales contra las cuerdas


Por Ricardo López Göttig


Por primera vez en muchos años, y gracias a la audiencia en la que participaron las rectoras de tres universidades de los Estados Unidos, quedó expuesto cómo el antisemitismo más cómodo y “políticamente correcto” que se escuda como antisionismo se ha convertido en el discurso único entre las élites intelectuales de América del Norte y de Europa. A tal punto que no pudieron expresarse por un sí o por un no tajante ante el llamado al genocidio a los judíos, intentando dar vueltas para justificar lo injustificable.

Tan acostumbradas están estas élites intelectuales a su torre de marfil, que no pudieron responder en un simple peloteo de preguntas, poniendo en evidencia que jamás se han cuestionado sus propias posturas, ni tampoco hacen frente a interrogantes en el debate abierto. La renuncia de Liz Magill como rectora de la Universidad de Pennsylvania es un paso importante, pero es tan sólo un inicio para el esclarecimiento, la educación en base a hechos y rigor histórico, y que el horror no puede ser negado ni relativizado. Que haya miles de estudiantes universitarios que salgan a cantar “From the river to the sea”, sin saber ni a qué río ni a qué mar se refieren, nos habla de toda una generación de profesionales totalmente acríticos, militantes, que tendrán diplomas de cartón, pero que no serán más que hijos de casas de estudios basados en la repetición sin criterio ni deseo de buscar evidencia que respalde sus dichos.

Lo inquietante y preocupante es que el antisemitismo, que hasta ahora venía siendo una marca de movimientos periféricos, marginales y minúsculos, símbolo de ignorancia y brutalidad, vuelve a apoderarse de las aulas. El régimen nazi impuso su doctrina antisemita, pero las universidades actuales lo hacen en sistemas democráticos, sin que ningún gobierno les imponga un corpus de ideas.

Esta posición de las élites intelectuales, que además exhiben su incapacidad de argumentar, las pone contra las cuerdas. Hay medios de comunicación que lamentaron más el hecho de que hayan sido legisladores republicanos quienes las confrontaron, que la propia incapacidad de las más altas autoridades universitarias para responder preguntas extremadamente simples.

Hay un malestar profundo en los países desarrollados, ya que hay una desconexión con los valores y principios que los hicieron convertirse en lo que son. Además de Ucrania e Israel, hay otros ámbitos en donde se libra esta nueva guerra fría planetaria que se está poniendo, día a día, más y más caliente.

Columna en Radio Jai, 11 de diciembre de 2023

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