Por Ricardo López Göttig
Un participante inesperado
en la guerra contra Israel son los Huthí, que dominan parte de Yemen, y que se
hallan alineados con la República Islámica de Irán. Por su ubicación al sur de
la península arábiga, los misiles que desde allí se lanzaron con el objetivo de
atacar Eilat pudieron ser interceptados con tiempo suficiente, por lo que su
participación –hasta ahora- ha sido más simbólica que efectiva como miembro del
llamado “Eje de Resistencia”, del que forman parte las organizaciones
terroristas Hamas y Hezbollah.
De religión musulmana, son
shiítas de la rama de los zaydíes, que reconocen como quinto imám a Zayd bin
Alí, a diferencia del resto de la Shía. Esta corriente floreció en la región
septentrional del Yemen durante siglos, poniendo su énfasis en la filosofía y
el racionalismo, y llegó a entronizar tres reyes en Yemen del Norte (o Reino Mutawakkilita
del Yemen) entre 1918 y 1962. Con la proclamación de la República Árabe del
Yemen, aliada de Nasser, la monarquía zaydí se enfrentó militarmente al nuevo
régimen con el apoyo de Arabia Saudí. Con la unificación de las dos partes de
Yemen, entre los zaydíes cobró fuerza la familia de los Huthí que, por su
prestigio religioso y con una importante red de contención social, logró formar
un aparato político que en la “Primavera Árabe” se enfrentó al presidente Alí
Abduhllah Saleh. Allí se dio inicio a una larga guerra civil que aún no ha
concluido, con treguas intermitentes y en medio de crisis humanitarias que no
despiertan la indignación mundial, en la que el poderoso clan de los Huthí
recibió el apoyo militar de la República Islámica de Irán, a pesar de sus
diferencias teológicas. Quedó abandonado en el pasado el estudio de la
filosofía y el racionalismo que caracterizó a los zaydíes, y su capacidad de
diálogo con otras corrientes.
Para ganar visibilidad y
protagonismo, los Huthí se sumaron a la distancia a la guerra contra el Estado
de Israel, así como este fin de semana atacaron a navíos de guerra de los
Estados Unidos en el estrecho de Bab el Mandeb, que separa al Golfo de Adén del
Mar Rojo. Esto, sumado a los lobos solitarios o unidades terroristas que se
encuentran en territorio europeo, pretenden dar la idea de que las fuerzas
islámicas que apoyan a Hamás son masivas y dispersas por el planeta, intentando
mostrar una unanimidad inexistente del mundo musulmán frente al Estado de
Israel y de sus aliados del bloque occidental. Lo cierto es que, tanto en la
guerra contra Israel como en la de Ucrania, el denominador común es el régimen
teocrático implantado en Irán desde 1979, que persiste en mostrarse como la voz
unificadora del mundo musulmán, polarizando con las democracias liberales en su
afán de atraer seguidores y simpatizantes a sus filas.
Columna en Radio Jai, 4 de diciembre de 2023
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