El nuevo mapa de los conflictos globales.

Por Omer Freixa

El 2011 registró el tope de guerras en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Se contabilizaron 20 confrontaciones más otra clase de conflictos, mientras que 2012 fue testigo de otro récord triste, si bien el número de guerras se redujo a 18. Es que el año pasado la cantidad de desplazados en el planeta se elevó a 28,8 millones, incrementándose la cifra en 2,4 millones respecto de 2011. ¿Cuáles son los principales conflictos que aquejan el tablero mundial? ¿Impactan en nuestro país? ¿De qué forma?

Preocupaciones mundiales


La última edición del Barómetro de Conflictos del Instituto de Heidelberg para la Investigación de Conflictos lista casi 400 de orden global. Si hubiera que hacer un inventario de éstos, la nómina sería muy extensa. "Deberíamos hacerlo categorizando los visibles en el sistema internacional y los latentes que pueden resultar de los cambios en la configuración de poder, o por fenómenos disruptivos como el cambio climático", aclara Juan Battaleme, profesor de la licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales de UADE. 
Entre éstos hay conflictos interestatales e intraestatales, todos de variedades muy disímiles. Elegir conflictos es arbitrario pero se pueden priorizar criterios. "Qué probabilidad tienen de escalar, si involucran a potencias que cuentan con armamento nuclear, el costo en términos de vidas humanas y el interés que atraen por parte de las grandes potencias", enuncia Ignacio Labaqui, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación en UCA. 
Si bien el terrorismo planetario puede llenar un capítulo aparte, los analistas coinciden en remarcar como más preocupantes los conflictos internos en Afganistán y Siria junto al intervencionismo internacional del que son parte, la tensión nuclear en Corea del Norte, el conflicto de Israel, por una parte, con Irán y, en segundo término, su eterna rivalidad con los palestinos y, por último, la septuagenaria disputa indo-pakistaní. Dentro de esta prioridad, los dos primeros se muestran como conflictos visibles al igual que la problemática en la península coreana, mientras que la rivalidad en el subcontinente indio responde a un conflicto latente. "Desde su emancipación en 1947, India y Pakistán tuvieron tres guerras: en 1947, 1965 y 1971", observa Ricardo López Göttig, analista del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). Al igual que en el caso norcoreano, el riesgo nuclear añade un componente extra a un conflicto cuya escalada de violencia debería preocupar, aunque del cual se habla poco. "Todos los años se registran episodios de tensión de variable intensidad", agrega Labaqui. 
Para Mariano Aguas, coordinador del área de Ciencia Política en la UP, el escenario más caliente es Medio Oriente. Pero Europa no está fuera del mapa. "Veo una amenaza a mediano plazo con la crisis económica y el ascenso de la derecha más reaccionaria, junto a la extensión del radicalismo islámico", opina. 
¿Se pueden sintetizar los motivos que generan los conflictos? No es tarea sencilla porque cada uno tiene su propia especificidad. 
"No coincido con quienes plantean que todo se puede encuadrar en una lucha de civilizaciones o en la carrera por una hegemonía global", advierte Rut Diamint, profesora del departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de UTDT. Se pueden puntualizar razones específicas que los motivan. "La guerra civil en Siria se vincula al efecto contagio de la primavera y a rivalidades entre distintas facciones dentro del Islam", ejemplifica el docente de UCA. Otros se focalizan en rivalidades territoriales, como el de la India, por la posesión de Cachemira.
"El caso palestino-israelí se centra en la 'posesión de la Tierra', además de otras cuestiones", explica María José Cano, subdirectora del Instituto Universitario de Investigación de estudios hebreos en la Universidad de Granada. 
A pesar de su gran heterogeneidad, es dable destacar algunos elementos en común. "Muchos se vinculan con la debilidad del Estado y de sus instituciones", señala Diamint. 
La propagación del terrorismo islámico está en boga. En el Tercer Mundo existen varios Estados fallidos que son campo propicio para instalar células terroristas como en Malí, Somalía y Pakistán, dicen los expertos. Otra característica compartida es la creciente incapacidad de las potencias y actores menores para contener y controlar la emergencia de estos conflictos. "Ya sean internos o, como mucho, regionales, tienen importantes implicaciones globales", remata Cano.
Los más afectados por estos conflictos son los civiles. Por ejemplo, en el corazón de África, entre 1998 y 2003, una guerra interestatal costó unas tres millones de vidas. Como en la mayoría de los conflictos, la solución ideal es la posibilidad de una resolución pacífica, sobre todo el diálogo entre las partes. "La ONU es el organismo por excelencia para buscar caminos de solución", opina la docente en UTDT. 
No obstante, Labaqui es menos optimista. "En el corto plazo muchos de estos conflictos no tienen una solución a la vista y lo mejor que puede esperarse es que no escalen", arriesga. 
"Un analista relativamente sincero diría que las soluciones a los conflictos van a variar dependiendo de cómo vayan jugando las cartas las grandes potencias", resume Battaleme. Ninguna de las organizaciones internacionales puede garantizar la paz ni evitar eventuales contiendas a futuro. "El fin de la bipolaridad y los errores de la hiperpotencia no han generado un mundo más pacífico", concluye Diamint.

Repercusiones globales 


En muchos conflictos, las repercusiones son globales. Un ejemplo paradigmático es el terrorismo islámico. Sucesos que pudieran parecer distantes, en Medio Oriente, tuvieron resonancia en los EE.UU., como el trágico 11S. "Todos los conflictos inciden sobre los países, pues obligan a tomar posiciones en los organismos multilaterales o generan flujos que afectan las reglas comerciales o los acuerdos subregionales", indica la docente en UTDT. Respecto de la Argentina, no hay amenazas en lo inmediato. En líneas generales, se encuentra bastante alejada de los conflictos. "El país no es un jugador relevante en el mundo", dice Aguas. 
Podría decirse que solo hubo efecto directo en relación al conflicto palestino-israelí, con los atentados en Buenos Aires de 1992 y 1994. "Hoy se complementan con la decisión de negociar con Irán en relación a la investigación del ataque a la AMIA y posterior firma del memorando", afirma Labaqui. Ahora bien, también los problemas externos sirven para fortalecer. "Lo que acontece en Europa vigoriza el relato interno del Gobierno", complementa el docente de UP.
También puede un conflicto incidir de otra forma. "Ante un eventual choque armado entre India y Pakistán existiría la pérdida de importantes mercados para la exportación de alimentos", concluye López Göttig. z we


Publicado en El Cronista Comercial, 7 de junio del 2013

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